El desempleo en Francia está en su mayor nivel en 12 años (ronda el 10%); la economía se desaceleró; el poder adquisitivo disminuyó en gran medida; el presupuesto estatal está agobiado por las deudas; el régimen fiscal se hizo más desigual; la crisis económica no da sosiego y siete de cada diez franceses considera negativo el balance del mandato de Nicolas Sarkozy, el llamado Presidente de los ricos por la oposición y dueño de una egocéntrica forma de gobernar.
Con este marco, sus ilusiones de ser reelecto se esfuman más rápido que lento, aunque el apoyo en las urnas que previsiblemente recibirá en los comicios de hoy le alcance para llegar a la segunda vuelta del 6 de mayo con el socialista François Hollande, que encabeza las intenciones de voto. Pero hasta ahí habría llegado: según todas las encuestas, enfrentará una segura derrota en el balotaje.
De perder la elección, Sarkozy se convertirá en el presidente más efímero de la V República francesa y el segundo en no ser reelecto, luego de Valéry Giscard d'Estaing (1974-1981). Para evitarlo, busca desde ya, desesperadamente, cerrar acuerdos políticos con otros referentes de la derecha que puedan transferir sus votos de la primera vuelta a su partido, la Unión por un Movimiento Popular.
Estas gestiones no son fáciles. El principal quebradero de cabeza del Presidente es la ultraderechista Marine Le Pen, candidata por el Frente Nacional y que saldría tercera en los comicios de hoy. Ambos han descartado hacer algún pacto, por lo que Sarkozy buscó arrebatarle su discurso político antiinmigración y de endurecimiento de las fronteras, para atraer a sus votantes, con resultado muy incierto.
Hollande tampoco se confía pese a estar a la cabeza de los sondeos, y piensa en sumar el apoyo del ala izquierda para dentro de dos semanas. Ese electorado es disputado por el ex ministro socialista Jean-Luc Mélenchon, quien sería la gran sorpresa de hoy desde el Frente de Izquierda (algunos auguran que desplazaría a Le Pen del tercer escalón). Mélenchon ya aclaró que no piensa en pactos, a lo que Hollande retrucó: "no hay lugar a negociaciones en una elección presidencial, a ningún intercambio, a ninguna concesión".
Esas palabras también fueron escuchadas por el centrista François Bayrou, quien está quinto en el segundo lote de candidatos, pero a escasa distancia del tercero y cuarto. El dirigente es pretendido tanto por Sarkozy como por Hollande, y se multiplican las versiones de que podría ser el próximo primer ministro de cualquiera de los dos, independientemente de quien sea electo Presidente.
Lejos de las urnas
Frente a este cuadro de confusión ideológica, se mantiene un alto porcentaje de votantes que optarían por la abstención, de entre el 25% y el 30% del padrón electoral.
Bajo la consigna "Ellos no nos representan", cientos de manifestantes marcharon ayer por París, hasta concentrarse frente a la sede de la Bolsa. "Ninguno me parece creíble. La política es controlada por las finanzas", afirmó Duncan, un estudiante de 19 años. "La campaña no ha sido lo suficientemente seria. No se discutieron temas importantes sino cuestiones pueriles, culpándose uno a otro", agregó el empresario Frederic Le Fevre.
La concurrencia a las urnas se transformó en el gran interrogante de estos comicios. El caldo de cultivo de este comportamiento "es la desconfianza generalizada por la incapacidad de los Gobiernos de solucionar los problemas y la impotencia de los políticos", señaló el politólogo Brice Teinturier, del instituto TNS Sofres. Para los electores, "la credibilidad es un elemento absolutamente esencial", dijo.
La campaña marcó también la frontera entre "los que han interiorizado las imposiciones de la mundialización y los que quieren volcar la mesa", de un sistema económico percibido como agotado, sostuvo el experto, quien consideró que eso explica los altos porcentajes para la extrema derecha (Le Pen) y para la izquierda radical (Mélenchon).
En tanto, crece la polémica sobre la difusión de resultados cuando aún estén abiertos algunos lugares de votación, ya que en las grandes ciudades se vota dos horas más que en el resto del país. Como el acceso a páginas de Internet de medios extranjeros permitiría conocer tendencias, las autoridades advirtieron que controlarán la red. Por ello, los internautas buscarán datos sin usar nombres: así, Hollande es Países Bajos; Sarkozy, Hungría (su padre nació allí) y Mélenchon, Tomate Maduro. (Reuters-DPA-AFP-Télam)